Conocí a un hombre. Se llama Jorge Teillier. Me invitó
a su casa. Me dijo que debía tomar un tren, recorrer un trayecto largo, una
noche entera, y bajarme en la Estación de Santa María. Así se llama aquí ese lugar, en lo que te cuento. Pero él
me decía otro nombre que no recuerdo. Una palabra retumbada, con erres en la
cola, así como Tarr…
Me invitó a su casa a tomar té. Parece que estaba
borracho. Le dije que sí sin pensar. Luego no dijo nada, se dio la vuelta y se
alejó por las vías del ferrocarril.
Sonaba el viento pegado a los micrófonos.
Sabiendo que aún lo observaba, me miró y me dijo
vociferando:
Ciao! Cuida a tu
fantasma. Me voy. Estoy enamorado.
Saludos a
los capitanes, que cantaron porque yo la amo.
Diles que
me voy al Farwest!
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