Bolaño era un criptógrafo, todo lo remitía al abismo.
Que te desgracie la vida la escritura no es en un sentido lato, omniabarcante.
Creo que es otra manera de intentarlo, al menos en serio.
De todas formas el espíritu tieso
de un vil jubilado ni se compara con las cuotas
de luz que te son ofrendadas
en este paranoico entrar y salir
de la Caverna, y no de la cueva que han hecho
de este "miserable oficio, poblado de canallas".
Si Bolaño se murió de una falla hepática no fue por la bohemia noche del artista,
sino porque tomó más cafés con leche de los que debía.
Y esto, mire por donde se lo mire,
es solamente así.
Lecturas: Philip K. Dick, Dickens, Cervantes,
Delicado. Estado del tiempo. Hermosa niebla, estolas de frío. Sexo: Tobogán
blando. Cocina: macarrones a la veronesa, pizza a la mexicana. Aventuras: yo
soy Lemmy Caution. Escritura: yo soy Amacaballo Fat. Música: Jon Hassel.
Ciencia ficción: ¡el Wub! (más allá yace el Wub). Cuadros: George Henry Durrie.
Heroínas: Mujeres en los puentes. Vestuario: pantalones rotos y tres suéters.
Visión: lentes negros a las 5 de la mañana. Animales: por todas partes, sus
hociquitos tibios o fríos como navajas. Fantasías: besar a Sydney Carton en el
patíbulo. Fantasías: vivir dentro de un cine. Fantasías: ver a Dumbo como un
Rayo en el cielo de Gerona. Así pasan las horas en la Universidad Desconocida,
querido Enrique.
Un beso y un abrazo. R.
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