era de noche
tenía cinco años
y aún estaba despierto
volvíamos a casa
con mi madre
la noche estaba fría
de esas que te arden
la boca
y antes de nuestra calle
Condell, se llamaba
(dudo que exista hoy,
Chuquicamata está casi
enterrada)
en medio había una nube
cruzada, de vereda a vereda
mi mamá me dijo
se cayó una nube
corrí y salté
y rodé
no lo creía
una nube había caído
y yo jugaba en ella
nos fuimos a casa
dormí, soñé quizás
con nubes
por la mañana
el camión
recogió el bulto
de esponja blanca
que otro había
tirado
La inocencia y niñez envueltas en un pedazo de esponja. Es increíble cómo nuestros ojos nos van traicionando a medida que crecemos, obligándonos a vivir de una magia que duró tan poco.
ResponderEliminarSaludos.