martes, 15 de mayo de 2018

HIGOS/ 1 poema de d.h.lawrence











la forma correcta de comerse un higo, en sociedad,
es dividirlo en cuatro, sosteniéndolo por la base,
y abrirlo, de modo que sea una flor de cuatro pétalos
pesados; brillante, rosada, húmeda, encerada flor.

entonces tiras la piel
que es como un cáliz de cuatro vértices,
luego de haberle sorbido la pulpa con los labios.

pero de hacerlo de forma vulgar
basta acercar tu boca a la grieta y arrancar la carne de un mordisco.

toda fruta tiene su secreto.

y el higo, a su modo, guarda el suyo.
si lo ves germinar, sientes al instante su simbolismo:
aparenta ser macho,
pero si lo examinas mejor, concuerdas con los romanos, es hembra.

los italianos vulgarmente dicen que es el sexo femenino;
el fruto del higo: la fisura, la vulva,
la uretra húmeda que va hacia el centro.

envuelto,
enrollado,
la floración hacia el centro del útero fibroso;
y sólo un orificio

el higo, la herradura, la flor de calabaza.
símbolos

había una flor que crecía hacia adentro, vientre uterino;
ahora hay una fruta como un útero maduro.

siempre fue un secreto.
así es como debería ser, lo femenino está oculto.

nunca hubo nada en lo alto ni desplegado en una rama
como otras flores con su revelación de pétalos;
duraznos rosáceos y platinados,
verdes vasos venecianos de nísperos y serbas,
llanas copas de vino en tallos cortos y abultados
saludan abiertamente al cielo:
¡aquí está la espina en flor! ¡aquí está su enunciado!
la rosácea valiente y aventurera.

plegada sobre sí misma, su secreto indecible,
la savia lechosa, savia que cuaja y hace ricotta,
savia que huele extraña en tus dedos, que ni los chivos saborearían;
envuelta sobre sí misma, cautiva como una mujer mahometana.
su desnudez entre paredes, su floración para siempre invisible.
sólo una pequeña abertura de entrada, y ésta sin luz tras el velo;
higo, fruto del misterio femenino, cubierto e interno,
fruta mediterránea con su desnudez escondida,
donde todo ocurre fuera de los dominios del ojo,
floración y fertilización, y fructificación.

en la intimidad de ti mismo, ese ojo nunca verá
hasta que estés lo suficientemente maduro, y caigas
y te revientes para derramar tu fantasma.

hasta que chorree la gota de madurez,
y el año termine.

el higo guardó su secreto lo suficiente,
es cuando explota, y ves a través de su fisura el escarlata.
el higo está listo, el año terminó.

así es como el higo muere,
muestra su carmesí a través de la grieta púrpura
como una herida, expone a la luz su secreto
como una prostituta, el higo maduro devela su tabú.

así también es como las mujeres mueren.

el año cayó de lo maduro.
el año de las mujeres.
el año de las mujeres cayó de lo maduro.
el secreto se desnudó
y se viene la putrefacción.
de lo maduro cayó el año de las mujeres.

cuando eva tuvo conciencia de estar desnuda
tejió de una vez un taparrabos de hojas de la higuera,
e hizo lo mismo para el hombre.
había estado desnuda todos los días pasados.
y no fue hasta la irrupción del fruto
del manzano de las ideas puras,
que tuvo recién conciencia de su desnudez.

entendió el hecho y rápidamente tejió hojas de higuera,
desde entonces las mujeres se dedican al tejido.
aunque ahora tejan para adornar los higos reventados, y no para cubrirlos.
tienen más que nunca conciencia de su desnudez,
y no nos dejarán olvidarla.

ahora, el secreto
se ablandan los labios húmedos y rojos, la risa
esa mueca frente al señor que mira con indignación

entonces ¡buen señor! llora a las mujeres.
hemos guardado nuestro secreto lo suficiente.
somos un higo maduro.
vamos a estallar en afirmación.

se olvidan que los higos maduros no duran
los higos maduros no aguardan

higos blancos como la miel del norte, higos negros de interior escarlata, del sur.
los higos maduros no duran, no aguantan ningún clima.
entonces, ¿qué pasa cuando las mujeres de todo el mundo se han reventado, se han abierto?
¿los higos maduros durarán?






(versión mía)

1 comentario:

  1. Decidor, original traducción. Hay un escritor español, Alberto Hermoza, quien escribió "El higo pródigo. Lo recomiendo.

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