lunes, 6 de julio de 2015
FRAGMENTO DE UN RELATO AMOROSO
La sesión siguiente le contó, sin preguntarle y sin siquiera haberse recostado en el diván, que la noche anterior lo habían echado de un bar por armar bronca, y en el momento en que era conducido entre camareros ofuscados y el dueño, que era un hijo de puta ejemplar —en sus propias palabras—, hacia la salida, en el Wurlitzer sonaba un tema suyo, exactamente Ornithology: el largo fraseo, rapidísimo. Y le comentó a Erikson, como sacando conclusiones metafísicas, que aquello era el Secreto del Mundo. Que eso contenía lo trágico y lo sublime del destino de un hombre, como un cruce de voces de ángeles dispuestos en distintos sectores de la galaxia, que veían los destinos que les tenían deparado, y que por tanto, a fuerza de socorro y sonido, logró ver todas sus vidas posibles ante él. Y que él, como buen proletario, había elegido la más sucia y la más alegre.
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