LA NIEBLA
La niebla llega
con pisadas de gato.
Se sienta
sobre sus ancas
silenciosas
para observar
el puerto y la ciudad.
Luego se marcha.
EL PASTO
Amontonen los cuerpos en Austerlitz y Waterloo.
Remuévanlos con una pala y déjenme trabajar—
Yo
soy el pasto. Todo lo cubro.
Amontonen los cuerpos en Gettysburg, Ypres y Verdun.
Remuévanlos con una pala y déjenme trabajar.
Pasarán dos o diez años y los pasajeros
preguntarán al conductor:
¿Qué
lugar es éste?
¿Dónde
estamos?
Yo
soy el pasto.
Déjenme
trabajar.
ASTILLA
El canto del último grillo
cruza por el frío
de la primera nevada,
y así se despide de nosotros.
Esa astilla delgada que canta.
EL ENJUAGUE DEL MAR
El mar enjuaga sin fin.
Se repite y se repite el enjuague del mar.
¿Sólo conoce las viejas canciones?
¿Eso es todo lo que sabe el mar?
¿Solo
canciones de
vieja
potencia?
¿Eso es todo?
El enjuague del mar se repite y
se vuelve a repetir.
BOSQUEJO
Las sombras de los barcos
se mecen encima,
sobre el brillo azul claro
del tardo y suave redoblar
de la marea.
La larga playa color de lana,
donde el cielo se moja,
forma un brazo de arena
sobre un trecho de sal.
Los pliegues infinitos y diáfanos
del agua, seductores,
se deslizan y se van.
Las migajas de las olas
y las blancas burbujas reventadas
lavan la playa.
Se mecen
encima,
sobre el
brillo azul claro,
las sombras
de los barcos.
TRANSCURRIR
La arena del mar
se torna roja
cuando llega y tiembla
la puesta del Sol.
La arena del mar
se torna amarilla
cuando, incierta,
la Luna se inclina
JACK
Jack fue un negro garboso y baquetón.
Durante 30 años trabajó en el ferrocarril, 10 horas al día,
y sus manos se volvieron más duras que las suelas de sus zapatos.
Se casó con una mujer fuerte y tuvieron 8 hijos y la mujer
murió y los niños crecieron y se largaron y le escribieron cartas al viejo cada
dos años.
Murió en una pobre casa, sentado en un banco bajo el sol
contando sus recuerdos a otros viejos cuyas mujeres murieron y sus hijos se
largaron.
Mostró gozo en su rostro al morir igual que mostró gozo
durante el tiempo en que vivió —él fue un negro garboso, arrogante y baquetón.
CIRCO DEL AIRE
¿Había muchos
espejos giratorios?
¿Se juntaban
las luces plateadas y rosas?
Los jinetes
llegaron llorando (resuélvanme este enigma).
Los jinetes,
montando horquillas de oro, lloraron y siguieron su marcha mientras los planes
truculentos (de caza y combate, helicópteros y bombarderos) llegaron,
bañados en
luz, arrojando banderas—
¿Cada jinete
recogió un espejo giratorio?
¿Cada jinete
se trenzó con el plateado y el rosa
CHICAGO
Cochina carnicera del mundo,
fabricante de herramientas,
granero de trigo.
Juegas con los trenes y con
el flete comercial de la nación.
Despellejada, tormentosa, alborotada,
ciudad de espaldas anchas:
Me dicen que eres impía, y yo lo creo, pues he visto a tus
mujeres pintarrajeadas, bajo faroles, engatusando a los jóvenes rancheros.
También me dicen que estás torcida y yo respondo: Sí, es
verdad, pues he visto a sus pistoleros que asesinan y son puestos en libertad
para volver a asesinar.
Y me dicen que eres bestial y yo respondo: En los rostros
de mujeres y niños he visto huellas del hambre desenfrenada.
Y después de responder eso, miro a los que hacen escarnio
de mi ciudad y les regreso su escarnio diciendo:
Muéstrenme otra ciudad con la frente en alto que cante con
orgullo por estar viva y tosca y fuerte y ser una marrullera.
Arrojando improperios magnéticos en medio de la faena que
amontona trabajo sobre trabajo, está un gran zángano.
Temerario que obstinadamente resplandece en suaves ciudades
chicas;
Fiereza de perro con su lengua lamiendo la acción, solapado
como un abismo salvaje en contra del salvajismo,
Cabeza rapada,
Mercenaria,
Náufraga,
Calculadora
Que construye destruye y reconstruye
Bajo el humo, con tierra en la boca, mostrando sus dientes
blancos en la carcajada,
Bajo la carga terrible del destino, riendo a carcajadas
como sólo la juventud sabe reír
Riendo con la ignorancia del combatiente que ríe porque
nunca ha perdido una batalla
Jactancia y carcajada que marca el pulso en su muñeca y bajo
sus costillas late el corazón del pueblo.
¡Carcajada!
Carcajada tormentosa, robusta, risa alborotada de la
Juventud, medio desnuda, sudorosa, con el orgullo de ser
una cochina carnicera, fabricante de herramientas, granero de trigo, la que
juega con trenes, flete comercial de la nación.
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