Las operarias del metro entran y salen
de una piececita escondida en la estación,
allí toman el té, quizás almuerzan.
Veo a una salir y detenerse en el dintel,
olvidó preguntarle la hora a otra chica sentada
reconcentrada en la pantalla de su teléfono.
Es temprano.
Veo el mecanismo de esa intimidad,
hay melancolía,
parecen sepultureras estas mujeres,
antes de ayer otro muchacho se tiró a las líneas.
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