martes, 13 de octubre de 2015

NADA DE ESCATOLOGÍAS/ La Novela puesta al Desnudo por sus Solteros [extract]






Un buen día el Camarero se dio cuenta que en el baño escribía más que en su escritorio. Solía llevarse una libretita con él cuando iba a cagar, y notaba que las frases regurgitaban solas en el papel, y los trazos se sucedían innatos, dando vida a la más variopinta sucesión de prosas breves; su concentración y su ímpetu se acrecentaban a lo largo incluso de horas sentado en ese orificio, que a fuerza de soportar su culo le dejaba una nítida circunferencia rosácea. Había algo de literario en ello también, hacía poco había leído un librito de Henry Miller titulado Read in the Bathroom, que al contrario de lo que pensará el vox populi —y su manía de ponerlo todo en términos escatológicos—, no es una apología a la lectura mientras se está uno en el baño desechando, sino todo lo contrario, la mala costumbre de dedicarse a leer mientras se está haciendo una actividad esencial y fundamental para el organismo: cagar. Uno no lee mientras hace el amor, por ponerlo en esos términos. Pero, se preguntó el Camarero, ¿y qué hay de escribir en el baño? El cohabito de dos actividades excrementicias, una que se ha merecido todos los desprestigios universales, y otra, inmaculada, y sólo virtud de unos pocos. En la mierda está la creatividad, le solía decir Treepine cuando le venían esas temporadas de engolosinamiento con sus autores esotéricos, en especial Gurdjieff, que era un anciano santo y cochino. Asi que decidió llevarse la máquina de escribir al baño, y ponerse a escribir allí. Quería ver qué podía suceder con su escritura en ese lugar sagrado. La instaló en la taza del wáter, donde se ajustaba perfectamente a la circunferencia; parecía como si escribiera sobre un abismo que daba directo al desagüe. Y se sentaba a lo indio en una alfombrilla frente al wáter a teclear. Así sucedió que aquella imagen abismante y sucia, junto con el eco reverberante que producía el firme tecleo y las paredes cerámicas, le daba al tono, o al estilo del relato una viveza que no había leído en sus otros escritos. ¡El baño funcionaba!







No hay comentarios:

Publicar un comentario