sábado, 24 de octubre de 2015

YO MATE A GOMBROWICZ/ 8 POEMAS CARRASQUIANOS











PHILIP K. DICK REACCIONA en el metro LUEGO DE UN BROTE PSICÓTICO



Sobre la Estación de Metro —X Dios!
se erige la Gruta de Lourdes.
—Un vendaval con ínfulas marcianas,
una Virgen vestida de plomo.—
Un androide hembra, será,
que infiltra en sesos débiles
la Palabra del Señor.

El Señor en el año 2040,
el Amigable Kreutzberger,
Nuestro Señor.

El metro, si se serenan, ya
no es nuestro esporádico
paisaje y tránsito, sino
nuestro hábitat cultural
y uterino. Volvimos al Útero
como lo hiciera un animal asustado.

Los genios han emigraron a Venus,
se dijeron: «a la mierda, estos
hueones no entienden»
Y menos aquí, amigable
Señor Kreutzberger; pues la culpa
ya no la sentimos, le pertenecemos.



 *


[eso que hablaba Bolaño…]



Eso que hablaba Bolaño del sentido
                                           común,
de que toda Literatura
       se hace desde el sentido
                                  común,
no lo comparto. Y declaro, no
lo contrario, sino lo obtuso:
la Literatura además de experiencia
es denuncia, y lo único que
se le podría atribuir son las
facultades de un fotógrafo que
muestra, de modo eficaz,
el sinsentido (nonsense) común. Digo, además,
o agrego, que la Literatura nunca
ha tenido puertas, y si es
que las tuviera, siempre serán
de utilería.

La Literatura no nace del sentido
común, lo discrepa. Y, en
consecuencia, no va a ninguna
parte. Y si me permiten algo más,
divago y supongo que Bolaño
no quería decir eso, no quería decir:
                                                 sentido
                                                 común
                                                 , sino
corazón; que en su caso
habría sido una
cursilería imperdonable; pero
que yo se la perdono aunque
no sea mi padre.



 *

[Te vai a volver loco…]



Te vai a volver loco
leyendo tanta hueá,
me dijo mi suegra.

Pobrecita ella, que no
leyó en su vida más
que los Salmos cuando
alguien se moría.

Si supiera ella que
la lectura me da cuerda,
que sin ella, esquizofrenia
me daría; abrazaría los
libros, pero  es de esperar no los leería.

Sí suegra mía, la respeto
como a una estatua, y
a su hija la leo, sí que
la leo, hasta como un
ciego: el braille de la
pasión; mientras usted
se la pasa de iglesia
en iglesia,
esperando revelación. Ni
se imagina cuántas he
experimentado yo, sentado
cómodamente en mi sillón,
libro tras libro, con la feliz
certeza de que no
existe tal revelación.




*


[Entro en el mundo…]



Entro en el mundo de
la obnubilación como
un espartano cobarde
volviendo a Troya,
pero anunciando:
«Yo fui a la Guerra,
y arranqué, pero
yo fui a la Guerra».

Un niño, antes de saltar
al agua, me grita:
¡Maricón!




*


[El párpado amarrado…]



El párpado amarrado
al cordelito del
ventrílocuo, que yo
llamo por el nombre
de “tengo-sueño”; se deshilacha
lentamente, con
pavor, un pavor
de nieve que
proyecta la película de
mis párpados
            cerrados:
        automóviles de
             algodón blanco
   que viajan desafortunadamente en dirección
       al Sur Profundo de
   los elementos;
a L.A. obscenos, a la Mujer
                                  Vacía.



 *


[Si en un futuro apócrifo…]



Si en un futuro apócrifo
estallara la bomba,
Yo Ya habría escrito,
sin duda, ese poema, sin duda.
Un poemita corto, con
tres o cuatro palabras
que resumirían aquella familiar sensación
que resistía manifestarse.

como el cogote del
     ángel atascado en
         el túnel podrido
de lo Real,
       muestro mis dientes
             ensangrentados
a la pléyade.




*


[Me han comentado que Satán…]



Me han comentado que Satán ha dejado de ser ángel;
yo no lo creo, incluso deduzco en esta declaración
esa extraña y recurrente afición de los
feligreses por engolosinarse de lo obsceno. Todo
quien tienda, o cuyo fin sea
el Bien, encontrará inevitablemente al Mal
más desgarrador.
¡Por el amor de Dios, perdí mi vida!






*


[Yo maté a Gombrowicz…]



Yo maté a Gombrowicz
el otro día que le vi
en la Antártica, y no
le di bola, porque elegí
al eterno y manoseado Bolaño,
el de siempre,
aunque me tenga harto.




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 NOTA: Estos poemas fueron encontrados en los intersticios de un poemario de Germán Carrasco (Ruda, editorial Cuarto Propio, 2010); de allí su título genérico ("poemas carrasquianos"). Fueron escritos, por algunos datos de la página cordial, en el año 2013.  El autor agradece a Germán Carrasco su no-autoría.





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