Quienes se jactan de su
localismo son precisamente aquellos quienes ven fuera de su país el ejemplo de
lo por venir. El cuello en alto, ignorando lo que pisan y cagan, rebullendo ese
concepto tan manido del color local;
cómo decirlo.
Este socio, por ejemplo, ve
en Mariátegui un ejemplo de localismo, y eso que el hombre es peruano. ¿Quién
lo entiende?
De paso te critica por ver
en Homero (el griego, se entiende) a un compañero.
La equivocación cambia de
traje.
No es localismo.
Borges (de nuevo Borges, qué
más da) señala, con una síntesis admirable, un ejemplo respecto al tema: en el Corán, el libro árabe por excelencia,
no figuran por ninguna parte los camellos.
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