sábado, 21 de noviembre de 2015

FASCINANTE FASCISMO/ OBRA PICTÓRICA de Wyndham Lewis








      ¿Será deliberado este silencio condenado en el que se sumió el genio y figura de Wyndham Lewis? ¿Si quiera han oído hablar de él? De Ezra Pound, sin duda, y no sólo por su obra enorme, sino también por sus infames desvaríos que lo tuvieron como un fascista redomado, para la izquierda; y como un demente, posible espía -como se esmeraba en dilucidar el MINCULPOP italiano escuchando sus transmisiones en radio Roma de todas las formas posibles, incluso al revés- para los mismos fascistas. 
      Wyndham Lewis, por su parte, no cuenta en su vida con acontecimientos tan bullados, pero que no quepa duda que podríamos hablar de uno de los excéntricos más grandes y significativos de los primeros lustros del siglo pasado, junto con Marinetti, el mismo Ezra, Jacques Vaché, o James Joyce (quien lo admiraba.) Como buen vanguardista, de polemista no tuvo poco, dijo de Hitler que era "un hombre de paz" (lo que hoy en día sonaría como un genial sarcasmo) y luego se contradijo en un libro dedicado a los horrores del nazismo. Pasa también con Pound: la ideología reaccionaria de Wyndham Lewis se ostenta de una crítica al capitalismo, en contra del utilitarismo más bien, que simpatiza de hecho con una suerte de socialismo duro y con un nacionalismo estricto (a veces abstracto); posición que no le impedía referirse eventualmente a ciertos políticos y diplomáticos como lacras quienes todo hacían impulsados por el triste afán de negocio. En otras palabras, sustentaba un vitalismo que si bien el fascismo y el nazismo en cierta medida se inclinaban, se oponía a la desmesura fanática, y no menos misteriosa, que estas tendencias difundían. Casos de reaccionarios de esta desaparecida especie abundan en el canon literario, según lo dice Ricardo Piglia en su libro de ensayos Crítica y Ficción: Yukio Mishima, William Faulkner, Céline, y por supuesto, Borges. 
   Pero como todo ser tocado por el signo del genio, sus comentarios candorosos y abucheos le granjearon un lugar en el olvido inmerecido de la Historia. Creo, de buena fe, que a Lewis se le leerá en un par de generaciones más con devoción, y ahínco; como lo hicieran los niños de pasados siglos leyendo westerns o revistas pornográficas. Ocurre que hay obras de tal magnitud y crudeza que es necesario dejarlas macerar un tiempo prudente, antes de poder contemplarla en su cenit, y sin los prejuicios torpes y anómalos que brinda el presente y la realidad; hay astros enormes que ya murieron, y que recién en unas cuantas décadas más se podrán observar en su verdadera envergadura, como ocurre con aquellas estrellas que tililan en nuestro cielo, y que yacen muertas hace ya miles de años. Sucede con Andrei Biely, con los escritores polacos que gracias al grandísimo Sergio Pitol leemos hoy en día, sucede con el poeta peruano Luis Hernández Camarero, o con Juan Emar (quien, sin duda, se leerá en todo el mundo con la atención que se merece.) 
       Como se supone, la obra al español de este autor se limita a tres o cuatro títulos, muy difíciles de encontrar, menos uno, traducido hace algunos años por la editorial española Impedimenta, Estallidos y Bombardeos (2008); otros son Dobles Fondos (Alfaguara, 2005), y los no-ficción Carlos de Europa, Emperador de Occidente (Espasa-Calpe, 1943) y El Mundo de Goya (Aguilar, 1970.). 
     De todas maneras lo que traigo no son textos literarios de nuestro autor, sino su obra pictórica en la que se pueden notar los tanteos futuristas (las líneas, la anatomía robótica) y los retratos y autoretratos, de fisonomías caricaturescas. Obras de un maestro.



















































Percy Wyndham Lewis (1882 —  1957, Inglaterra) fue un pintor y escritor inglés (retiró el nombre 'Percy', que le disgustaba). Fue co-fundador del movimiento artístico llamado Vorticismo, editó la revista literaria de los vorticistas, BLAST, y fue miembro del Camden Town Group. Dentro de su producción narrativa se cuentan Tarr, ambientada en el París previo a la Primera Guerra Mundial y The Human Age, trilogía que comprende The Childermass (1928), Monstre Gai y Malign Fiesta (ambas de 1955), obra ambientada en el tiempo posterior a la guerra. Lewis comenzó un cuarto libro de The Human Age, The Trial of Man, pero abandonó el proyecto en estado fragmentario. También escribió dos volúmenes autobiográficos: Blasting and Bombardiering (1937) y Rude Assignment: A Narrative of my Career up-to-date (1950). Su novela más polémica fue Los monos de Dios (The Apes of God), publicada en 1930, una sátira de los círculos burgueses de Londres que no dejó a nadie indiferente. (Wikipedia dixit)





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