martes, 3 de noviembre de 2015

EL AUTOR SE ESCRIBE, DE NUEVO/ EN-NADAR-DOS-PÁJAROS de Flann O'Brien



         Ya se vio a Pilniak, a Queneau, a aquellos escritores que reflexionan sobre la novela escribiendo novelas. Pues me topé la pasada noche con un irlandés, bastardo de Joyce y Beckett, desconocido inmerecido, de quien dijera Borges habría escrito una de las mejores novelas del siglo XX, y esto, por supuesto, porque la novela a la que se refería era una bomba de tiempo, uno de esos aparatos que se parecen más bien a los acertijos, a los laberintos que tanto gozaba de recorrer el argentino; pues se refería a At-Swimg-Two-Birds. Otro bastardo, mal leído y mal releído, Anthony Burguess (sí, A Clockwork Orange, el eterno naranjo mecánico) dijo de esta misma obra que junto con el Finnegan's Wake de Joyce era el texto más complejo y completo de la Historia, que ya es decir bastante. En cualquier caso, discrepo de esta exacerbada complejidad que se le atribuye: el Finnegan's Wake, como se sabe, lo entendió solamente su autor, quien, desafortunadamente ya murió hace tantos años. Sin embargo, At-Swimg-Two-Birds (o, En-Nadar-Dos-Pájaros, como se tradujo al español) no solamente se entiende perfectamente, sino que además te hace cagarte de la risa, lo que se agradece en estos tiempos de oscuridad, de literatura "realista", de Elena Ferrante, de niños dedicados a llorar y no a jugar. 
          Les dejo la entrada a esta deslumbrante novela, y más abajo el link en e-book, para bajarlo gratuitamente.





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         Tras haber colocado en mi boca pan suficiente para masticar tres minutos, deseché mis poderes de percepción sensorial y me retiré a la intimidad de mi mente, asumiendo mis ojos y mi rostro una expresión ausente y absorta. Reflexionaba sobre el tema de mis actividades literarias de los ratos de ocio. Que un libro tuviese un principio y un final era una cosa con la que yo no estaba de acuerdo. Un buen libro puede tener tres aperturas completamente distintas e interrelacionadas tan sólo por la presciencia del autor, o en realidad cien veces otro tanto de finales. 

                 Ejemplos de tres aperturas independientes 

            — la primera: El Puca MacPhellimey, un miembro de la clase demoníaca, sentado en su cabaña en medio de un bosque de abetos meditando sobre la naturaleza de los números y diferenciando mentalmente los impares de los pares. Estaba sentado en su díptica o antigua mesa de escribir de dos hojas con bisagras y las partes internas enceradas. Sus dedos peludos de largas uñas jugueteaban con una caja de rapé perfectamente redonda, y a través de una abertura de los dientes silbaba un aire popular. Era un hombre cortés y se le honraba por el generoso trato que otorgaba a su esposa, una Corrigan de Carlow. 

              La segunda apertura: Aunque en la apariencia del señor John Furriskey no hubiese nada excepcional, tenía en realidad una característica que es poco frecuente: había nacido a los veinticinco años de edad y había llegado al mundo dotado de memoria, pese a carecer de una experiencia personal que la justificase. Tenía los dientes bien formados pero manchados de tabaco, dos muelas con empastes y una amenazadora cavidad en el canino izquierdo. Su conocimiento de la física era más bien modesto, no iba más allá de la Ley de Boyle y del Paralelogramo de Fuerzas. 

         La tercera apertura: Finn Mac Cool era un héroe legendario de la antigua Irlanda. Aunque nada robusto mentalmente, era hombre de un desarrollo y un físico soberbios. Cada muslo suyo era tan gordo como la panza de un caballo, achicándose hasta una pantorrilla ancha como la barriga de un potrillo. Tres veces cincuenta muchachos podían enfrentarse a la pelota contra la amplitud de su trasero, que era tan grande como para detener una columna de guerreros en marcha a través de un paso de montaña.

              Me lastimé un poco un molar hacia el final de la mandíbula con un trozo de corteza de pan que estaba comiendo. Esto me hizo volver a la percepción de mi entorno.






Flann O'Brien (1911-1966, Dublín) escritor y periodista irlandés. Fue un autor admirado por Graham Greene, Dylan Thomas, Samuel Beckett y James Joyce, quien, ya prácticamente ciego, leía sus novelas con la ayuda de una enorme lupa. Harold Bloom por su parte le incluyó en su índice El canon occidental. (Wikipedia dixit) Entre sus obras más destacadas se encuentran The poor mouth (1941), The Dalkey Archive (1961), The Third Police (1967).




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