sábado, 21 de noviembre de 2015

UNA OLEADA DE AZUL VODKA/ POEMAS de Velimir Jlébnikov

    


    Cuelgo sutilmente unos poemas de Jlébnikov quien gracias a la lectura de una novela de Juan Bonilla conocí feliz y derramado hace muy poco. Me pasa que hablar de poetas, o de sus obras, no es algo en lo que me precie. Frente a estas cristalizaciones verbales no me queda más que silencio, y creo, de buena fe, que este es el mejor gesto. O al menos el más honesto. 
     La novela de Bonilla, por si quieren..., se titula Prohibido entrar sin pantalones y trata sobre el periodo más fecundo de la vida del poeta futurista ruso Vladimir Maiakovski. De Maiakovski ya se ha dicho mucho, y suele pasar que esta verborrea distorsiona al punto de la idiotez la verdadera imagen, o el aura -si se quiere- de lo que realmente trata la obra del poeta. De la novela de Bonilla, por su parte, tengo un montón de reparos, en especial uno que a estas alturas me parece básico: el estilo. Bonilla pareciera, a lo largo de toda la historia, atragantarse o tartamudear sin cansancio, no sé si por nerviosismo o por simple deliberación, por pereza. No hallo cómo se publicó así sin más, con esas frases tan mal hechas escurriéndose por la maleza de signos que, para este caso, sirven más como catálogo de datos interesantes, que como historia contada propiamente tal. Bueno, agradezco al autor de estas malas frases, en cualquier caso, el descubrimiento de Jlébnikov, compañero de trampas y golpizas de Maiakovski. 
    En fin, ni de Bonilla ni de Maiakovski quiero hablar. Así pues, no me extiendo demasiado; Ecce Homo.


Ianov Chernikov



1.

Rey negro danza delante de la multitud,
Y hechiceros aporrean el tom-tom.
Grandes mujeres negras se ríen fuerte y grosero,
Títeres se tiñen la boca, y arden.
La sucia pava de ampolla,
Algunos huesos de pájaro, y un niño.
Nuestro Padre Mayor Auxiliante Sol
Nos golpea distraído-ignorantes.
Siete veces pasa la luz
Siete veces de la tierra al sol.
Miramos y vemos a la oscuridad volverse fría.
Miramos y vemos Requiem.
Rey negro danza frente a la multitud,
Y los hechiceros aporrean el tom-tom.


2.

Surcantes elefantes, batiendo colmillos de marfil
Que parecían piedra blanca
Detrás de las manos de un artista.
Venados en rodada, con las cornamentas enroscadas:
Parecían abrazados en antiguos coitos,
En tironeantes ardores y adulterios.
Los ríos se lanzaban al mar:
¿Parecía? La mano de uno estrangulaba el cuello del otro.


3.

Relumbrante-letra guiñante-ala,
Delicada langosta
Carga su panza-canasto
Con pasto agua-de-pradera.
¡Ping, ping, ping! pitar-silbar,
Canta-canto.
¡Maravilla ala-del-cisne!
¡Ausencia de nochidad! ¡Resplandor!


 4.

Vivo con alegres mareas,
Un Koran verde-primavera,
Mi álamo despierto temprano espera
Los emisarios del alba.
Listo para atrapar el pez-sol
En el lago azul de lo alto,
Arroja sus mallas
Y prolijamente enreda el bramido de los toros,
Un cabeza de trueno lento
Y la brillante fragancia de una tormenta de verano.
Mi caña de pescar de álamo,
Torre natural,
Tu arrojas tus verdes redes
Alto y a lo lejos de tu tronco
¡Y ahí está! el dios de la primavera
Boquiabierto, un pez-sol asombrado
En el fondo-del-bote
De cada refulgente hoja.
La verde boca saluda al alto cielo,
¡Se lo come! Trampas para dioses-sol,
Mi alto-vuelo álamo
Con rugido de cornetas y soplido-de viento
Desata un golpazo
Que lava el prado
Con una oleada de azul vodka.







Velimir Jlébnikov (1885-1922, Rusia)Fue uno de los más relevantes poetas del futurismo ruso. Si bien adhirió primero a la poética simbolista, radicalizó su posición al firmar, junto con Vladimir Maiakovski, el manifiesto "Bofetada al gusto público", que impulsaba una literatura ligada al presente. Comprometido con la Revolución de Octubre, fue luego acusado de espionaje. Aislado, murió de gangrena. Entre sus obras traducidas al español encontramos Antología poética y estudios críticos (Laia, 1984) y Poética de la pureza (Libros de la Vorágine, 2013.)








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